domingo, 26 de julio de 2015

Es como si todos los días perdieran su sentido y así cada cosa, cada persona que ves pero no sientes, que vives pero no crees. Y no es pesimismo ni depresión. Es sólo que todo ha perdido su valor, su interés, su magia, su fe. Nada me llena y nada me pone bien, incluso las canciones que antes me hacían feliz, ahora me llenan de nostalgia y sollozo con ellas al compás del latido de mi corazón.
Y repito, no es depresión, es que ya nada se me hace nuevo, quiero más, quiero sentir cada vez más; más alegrías, más tristezas, al final es lo mismo, yo sólo quiero sentir más. Que me siento atascada en este fango de una sola emoción, de una sola noción y podría tirar todo por la ventana incluyendo mis sueños y pesadillas. Todo es tan irreal, que comienzo a dudar de que yo sea yo y de que aquel sea alguien en verdad. Pero, al fina, ¿quién está seguro de algo realmente? Todo es tan efímero e infinito a la vez... todo y nada, nada y todo.
Drogas, ya ni las drogas me interesan, no puedo fumar marihuana sin que me sienta absurda y temerosa de estallar de una vez. El alcohol ya no me alivia como solía hacer, puedo beber y beber y beber y mi sed no se calma. Es sed de algo más.
Pensamientos suicidas e ideas de destrucción, posesiones satánicas y embrujos, locura, esquizofrenia, todo esto ha pasado por mi mente, pero al final se derrite con la vela que me acompaña por las noches y me incendian de vez en vez hasta orillarme a temblar y gritar en mis adentros.
Nada peor que gritar en tus adentros, que sentir como se quiebra cada nervio en ti y que tu corazón desearía explotar en vez de soportar tu tristeza. Ya no importa dónde dormir, qué comer o qué creer. Todo es insuficiente para un alma tan libre, para una mente exigente e insatisfecha de sí misma. Para alguien como yo.


-Brujah

(Todos los derechos reservados)

miércoles, 22 de julio de 2015

Día 1.
Ayer tuve otra recaída; todos mis nervios colapsando mientras mi mente me aturdía con pensamientos que no alcanzaba a digerir. Era difícil distinguir la realidad de mi imaginación, aún no sé cómo no me quebré totalmente, quizá fue por los 2 mililitros de lidocaína que inyecté a mis venas.
Euforia, tristeza, enfado, desilusión, ganas de gritarle al mundo lo mierda que me sentía y lo mierda que sentía mi alrededor. Estos son algunos de los sentimientos que me inundaban y me hacían pedacitos de sollozo al par de mi pensar...