jueves, 29 de octubre de 2015

No hay peor soledad que la que se sufre por necesidad del otro.
Al final, me quedo con esta sensación de vacío con la que empecé. No estoy lista para el funeral, aunque apenas estemos en el cáncer de esta historia. El futuro es incierto, pero hoy, estamos lejos del otro. Y aunque apenas son cerca de 11 kilómetros los que nos separan, se siente como todo un mundo entre los dos.
Vaya que me da inspiración la situación, es como si una carreta de emociones proyectadas en letras se me lanzaran al mismo tiempo de tu "cuentas conmigo, que estés bien" pero sabiendo que aun contando contigo, no cuento con tu presencia y eso, eso es absurdo.
No puedo decir nada, muy en mis adentros lo sabía y de cierta manera también necesito respirar, respirar de ti y de mí, de toda esta ola de ocasiones en las que te amo y detesto a la vez.
A veces me siento insuficiente a tu lado, como si la luz de mi vela no alumbrara del todo tu oscuridad y al revés. Pareciera que nos gusta estar en la penumbra y hacer el amor sabiendo que no va a aclarecer.

Mis manos han abandonado mi tacto, mis ideas se desbordan en tu mente, mis dedos te tocan, te palpan, te graban en mi memoria cansada y sedienta de tus suspiros, de tus gemidos de tu aroma que sabe a mí...
Es una noche callada, suena únicamente el hueco de tu ausencia en mi cama, y mis cabellos enjaulados en la funda de tu almohada. Te extraño.

-Brujah.
(Todos los derechos reservados)
La mañana, el espejo, mi desnudez.
Pasan nueve segundos antes de que me de cuenta de que estoy aquí, clavada en el espejo observando mis grietas, mis caminos, mis ríos, mi propio abismo en mi mirada. Sin duda he perdido más vida de la que tenía ayer, y así cada día, cada amanecer.
Bendigo al hombre que se ha enamorado de mí y que lucha cada tanto por no dejarme caer, que me encuentra entre las garras del oscuro y lo ahuyenta, me devuelve la fe. Que me acepta cada que me voy y regreso de mis locos viajes mentales y a veces, hasta hace fiesta para celebrarme.
Afortunada, ese debería ser mi segundo nombre, más cuando abro los ojos es inevitable sentirme al contrario. Quizá es que me levanto del lado izquierdo, sí, seguro eso es. Por eso la reuma de la noche me jode todo el día y no hay abrazo ni beso que me caliente los huesos, los sesos, el alma.

-Brujah.
(Todos los derechos reservados)
Pero si mis demonios y los suyos se entienden, entonces, y sólo entonces, estaremos perdidos, querido extraño mío. 
Soy de espíritu fuerte y mente libre, de ese tipo de mentes que tiene abierta siempre la ventana y no falta el fantasma que se meta a atormentarme y dejar su caos. 
Ahora bien, lo veo y entiendo que tras su mirada se esconde una gran incertidumbre sobre la realidad, veo que se cuestiona todo y es la inquietud de su mente lo que no lo deja en paz.
Quizá por eso nuestros demonios se abrazan y hacen el amor; es su sed de descubrir y mi ansiedad de ser descubierta lo que nos complementa, lo que nos lleva al éxtasis del equilibrio...
Quizá el infinito de su envoltura de piel no sea tan mala perdición, quizá luego de saciarme con su saliva siga siendo yo y mis demonios, quizá la brújula de la razón no sea necesaria.

-Brujah.
(Todos los derechos reservados)
Un buen blues, el latir del corazón se acelera entre el beso de las almas. Correr no tendría sentido, te he mostrado el monstruo que llevo dentro y aún así te quedaste en mi regazo. Temes que rasguñe mi pecho y salga pero no temes que te alcance; te gusta, lo amas, también lo amas.
Nos miramos en espejos sarcásticos y la risa vislumbra lo abstracto. Qué objetivo te has vuelto, mi amor y que obscena se ha tornado la noche. Sé que me abrazarás con tus paradojas al salir la luna, no importa, que empiece el ritual. Espirales y luciérnagas para seguir y alumbrar el camino, las dudas no se disuelven en la cerveza ni en la botella de vino que compramos esta noche, todo nos reduce a un quizás y en éste laberinto se encierra mi espera, mi esencia ya no tiene sentido.
Te he abandonado tantas veces sin alejarme de ti, el va y ven de mis caderas se hace paralelo  a mis deseos de infringir en ti. ¿Cómo puedes amar a un ser como yo? Aún cuando te he dado todo de mí a veces en estado de putrefacción, no lo entiendo. Bastará, tal vez, una caricia fría y un poco de amor en tu mirada.

-Brujah.

(Todos los derechos reservados)